El vino de la guerra

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11/24/2015

El Priorat fue uno de los escenarios del preludio de la Batalla del Ebro. La comarca se llenó de soldados la primavera de 1938. Lo que, al cabo de los años, resulta curioso es comprobar que los soldados que estuvieron en el Priorat y escribieron memorias, casi siempre acaban haciendo mención del vino.

Es el caso del voluntario británico Johnny Longstaff, que era el encargado de ir a buscar el vino para los soldados de habla inglesa. Un vino que iban a recoger al sindicato de Marçà y que llevaban hasta el valle de la Torre de Fontaubella, donde estaba su tropa. Y como no tenían nada en condiciones para transportarlo, llevaban el vino en una antigua bañera galvanizada, que cada día llenaban y cargaban en un camioncito. El vino en la bañera intentando no derramarlo para que terminara llegando a la garganta de los soldados.

Otro testigo de vino y soldados en 1938 es lo que nos ha dejado el escritor reusense Xavier Amorós en él su libro ‘El camino de los muertos’ (Empúries). Amorós, que era un niño y pasaba los veranos en Pradell de la Teixeta, escribe lo siguiente: “Lo que celebraron más los soldados que habían terminado en Pradell era la abundancia de vino que encontraban. De vino podían vender en todas las casas y resultaba bastante bueno y, además, barato. Muchos soldados se consolaban bebiendo y comiendo avellanas y, a menudo, se oían grupos que cantaban con síntomas corales de embriaguez”.

Del vino durante su estancia en Falset antes de la Batalla del Ebro también habló Francesc Grau y Viader en su libro de memorias ‘Dos líneas terriblemente paralelas’ (Club Editor). Es el día 23 de julio de 1938, y su compañía está emplazada en Falset: “Lo único que hemos conseguido comprar con dinero es vino. Y nosotros, naturalmente, lo compramos abundantemente. Como el tiempo es caluroso e invita a beber siempre estamos bebiendo de la cantimplora”.

Todas estas referencias y anécdotas son curiosas y, incluso, hacen una cierta gracia… Pero estábamos en guerra y, poco después, comenzó la batalla del Ebro. Y el resto de la historia ya la saben. Cuatro meses de combates y un sinfín de muertes.

Foto: soldados desfilando por Falset en 1938.