Entrevista a Junacho Asenjo: "Priorat y Montsant son un modelo atípico"
Juancho Asenjo es uno de los periodistas y críticos de vinos más influyentes hoy en día, y un divulgador del mundo del vino como pocos. Días después de la Feria del Vino de Falset, nos visitó en Aguiló Vinateria, donde nos deleitó con una cata de vinos de Burdeos.
¿Qué podemos aprender de los vinos de Burdeos?
Todas las zonas vitivinícolas pueden aprender algo porque, como es sabido, Burdeos es protagonista de la segunda parte de la Historia del vino. La primera parte dura mucho tiempo y se centra exclusivamente en el Mediterráneo, sobre todo a partir de griegos y fenicios. En esta segunda parte de la historia, es en Burdeos donde se termina cambiando el concepto y la manera de hacer vino. La manera que hoy en día tenemos de entender el vino nace en Burdeos a partir del siglo XVIII.
Visto desde hoy día, ahora mismo, en qué nos siguen llevan ventaja?
Nos llevan ventaja en que Burdeos, como Borgoña, ya clasifican todos sus vinos en 1855, a partir de la Exposición Universal de París. Justo en ese momento es cuando empiezan a introducirse los vinos modernos en países como Italia, Alemania o España, y aunque no en todas las regiones. Esto significa, por lo menos, que Burdeos lleva un siglo y medio de ventaja al resto de zonas vitivinícolas europeas.
Lo que no quiere decir que aquí, antes del siglo XIX, no se elaborara vino...
Claro. Aquí se hacían vinos de una entidad enorme. No habrá nunca en la Historia un lugar más importante para el vino como lo fue Roma, y desde esta zona, la Tarraconense, se exportaban vinos a todo el imperio. A partir de los siglos XVIII y XIX, sin embargo, el mundo del vino comienza a cambiar y lo hace a partir de la experiencia bordelesa.
¿En qué consistió este cambio histórico?
Se produjeron varios cambios, pero el principal afectaba la elaboración. Hasta entonces y durante siglos los vinos habían sido mayoritariamente dulces, y se seguía el tratado de Columela, un romano del siglo I después de Cristo. Burdeos revoluciona la higiene, la enología, la viticultura, la maquinaria, la bodega y hace que el vino pase de ser considerado un alimento a convertirse en un placer.
En comparación con Burdeos y más allá de tiempo, qué les falta a las zonas vitivinícolas de Cataluña y de España?
Muchas más cosas. De entrada, hay que ser conscientes de que España es el tercer país del mundo en cuanto a producción vitivinícola y el primero en extensión de viñedo. Sólo producimos entre un 20 y un 25% menos que Francia e Italia, contamos con el mismo número de viticultores pero nos separa una diferencia sustancial: en Francia hay 31.000 bodegas, en Italia hay 37.000 y en España hay 4.300. Esto que significa?
Diga...
Que el concepto de elaboración del vino es diferente. Mientras que en Francia e Italia hay muchos pequeños productores que tienen bodega propia, de pequeñas dimensiones y que apuestan por la calidad, en España la elaboración de vino todavía está en manos de grandes cooperativas o de grandes industrias. Esta es la gran diferencia.
Desde este punto de vista, denominaciones como Priorat y Montsant, que son pequeñas y donde hay una constelación de bodegas, son una excepción?
Sí, son un modelo atípico. Priorat con Montsant, por un lado, y el Bierzo, por otro, son las zonas de la geografía española que han sido líderes a la hora de renovar la forma de hacer vino, de recuperar la filosofía de las pequeñas producciones y la apuesta por la calidad y la identidad territorial. Tanto la comarca del Priorat como el Bierzo son zonas con una larga historia vitivinícola, pero que llevan relativamente pocos años implantando firmemente este cambio de modelo, que es toda una revolución no sólo enológica, sino también productiva. Esto significa que aún nos quedan muchos años de camino.
Considera un ejemplo, este modelo de Priorat y Montsant?
Ya lo es. Es el ejemplo que, de unos años a esta parte, siguen otras zonas vitivinícolas españolas, aunque la mayoría están aún controladas por industrias y grandes cooperativas de producción. Aquí, en cambio, incluso hay cooperativas que son pequeñas y hacen unos vinos que me parecen de una calidad extraordinaria. Además, yo estoy convencido de que Montsant es, probablemente, la zona que más ha aumentado su calidad en los últimos diez años en España.