Tour vinícola por Côte du Rhône
Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de recorrer la zona de Côtes du Rhône (Francia) para visitar algunas bodegas, probar vinos y ampliar nuestros conocimientos de esta región de gran trayectoria histórica en el cultivo de la vid, que tal como nos explicaron algunos elaboradores se remonta seis siglos antes de Cristo, cuando llegó de la mano de los fenicios.
Nuestro “viaje de vinos” nos llevó por cinco bodegas de la zona, dos de ellos con vínculos con nuestro Priorato más próximo, Jean Michel Gerin y Domaine de Combier, ambos productores socios en el proyecto prioratino de L’Infernal, en Torroja. Aparte de estos, también hicimos parada en las bodegas Vieux Télégraphe, Yves Cuilleron y Patrick te Cristophe Bonnefond.
Vieux Télégraphe, recuerdos del Priorat
Comenzamos el repaso al “cuaderno de bitácora” de nuestra ruta para Côtes du Rhône por Vieux Télégraphe, en la zona de Châteneuf-du-Pape. El clima mediterráneo y el cultivo mayoritario de garnacha (aunque también encontramos mourvèdre, Syrah, Muscardin, Counoise, Cinsault, Roussanne, Clairette y Bourbalenc) nos recordaron, en cierto modo, el Priorat. Además, el responsable de la bodega nos habló de una añada 2014 bastante buena en cuanto a calidad, a pesar de suponer un reto para los viticultores dadas las condiciones climáticas de la campaña. ¿Os suena?
En Vieux Télégraphe catamos estos vinos:
Clos La Roquete blanco 2013: Elaborado con Garnacha, Clairette y Roussane. Notas de miel, almendras y fruta madura. Buena acidez, con volumen y sedoso en boca.
Télégramme 2013: Elaborado con un 80% de Garnacha, acompañada de Syrah, y Cinsault. En conjunto, un vino muy bueno. Notas de sotobosque, matorrales, menta, especias. Un vino complejo, de aromas nítidos y elegante, con el alcohol muy bien integrado.
Piedlong 2011: Elaborado mayoritariamente con garnacha, más del 90%, nos cautivó por su sensualidad, por las notas de fruta licorosa, los aromas de cacao y unos taninos muy bien pulidos.
La Crau 2012: Probablemente el vino con más cuerpo de los que probamos en esta bodega, y al que creemos le falta tiempo en botella para afinarse.
Viñedos de vértigo, Jean Michel Gerin y Patrick te Christophe Bonnefond
Proseguimos con el viaje y llegamos a Côte-Rôtie, donde para cultivar la vid no se puede sufrir vértigo. Las cepas, casi exclusivamente de Syrah, se encuentran en pendientes muy escarpadas. De hecho, las plantas se emparran en dos palos de madera, no sólo para quedar bien sujetadas, sino para ayudar a los viticultores a la hora de trabajarlas. Por si aún no se ha hecho a la idea de lo difícil que es cuidar de las cepas en las laderas verticales de esta región, una curiosidad más. ¡Algunos de los tratamientos que exige la vid se hacen en helicóptero!
Dicho esto, no sólo la orografía de Côte-Rôtie provoca vértigo, también el precio de la hectárea de viña, que puede llegar a pagarse a 1 millón de euros!!! (no, no nos hemos equivocado, y sí, lo has leído bien). La cotización estratosférica de la hectárea se debe en buena parte a que el cultivo de vid está limitado únicamente a 275 hectáreas y basta.
Entramos ahora a hablar propiamente de los vinos. Son muy diferentes de los que estamos acostumbrados a probar en nuestro país, especialmente porque les falta un punto de maduración. Esto no quita que estemos hablando de grandes vinos, muchos de los cuales con un potencial de envejecimiento envidiable. Prueba de ello es uno de los vinos que probamos en la bodega de Jean Michel Gerin. Es Michel Gerin Champs le Seigneur 2000, un señor vino, goloso y de una persistencia que impresiona. Otro vino que también da fe de lo que comentamos es Côte-Rôtie 2001 Patrick te Christophe Bonnefond, la otra bodega que visitamos en esta zona. Para llegar hay que tomar una carretera sinuosa que lleva a la zona más alta de Côte-Rôtie.
En esta bodega elaboran vinos tintos y vinos blancos, de Syrah y Viognier. En este punto, hacemos un inciso. En ocasiones (es una práctica permitida), los vinos tintos de Syrah se les añade un poco de Viognier (hasta un 5% del coupage aproximadamente). El resultado son unos vinos que aromáticamente presentan un punto floral muy atractivo.
El Viognier se cultiva en el margen izquierdo del río, en la zona de Condrieu, de donde se cree que es originaria la variedad. Dicho esto, de esta bodega destacan un par de vinos, además del anteriormente mencionado. Por un lado, probamos Condrieu 2012, un blanco que expresa la pureza varietal del Viognier, un vino muy interesante que hace la fermentación alcohólica y maloláctica en barricas. Por otro, el tinto Les Rochains 2012, un vino muy especiado y fresco que nos hace pensar en el clima de la zona.
Yves Cuilleron, más Viognier
La siguiente parada de nuestro “viaje de vinos” nos lleva a Chavanay. Allí encontramos una bodega que domina a la perfección la elaboración del Viognier, que también trabaja con Syrah y con variedades como Roussanne y Marsanne, con un peso importante en Crozes-Hermitage.
en Yves Cuilleron catamos un buen número de vinos, tanto blancos como tintos, de los que destacaremos los siguientes:
Blancos
Le Petite Côte 2012, un vino con notas de fruta muy marcadas y muy buena acidez.
Las Chaillet 2012, un vino muy fresco, afrutado y que en boca destaca por notas minerales.
Tintos
Laya 2012, un syrah muy bueno en conjunto y que destaca por las notas especiadas en nariz y por la tanicidad en boca.
Saint Joseph 2012, un vino que también presenta notas especiadas y que se mostró sorprendentemente directo.
Domaine Combier, poniendo fin al viaje con dos joyas
La última parada de nuestro tour por Côtes du Rhône fue en Domaine Combier, en Pont d’Isère. Las buenas sensaciones del viaje vivieron en esta bodega su punto culminante, ya que probablemente fueron sus vinos los que más nos gustaron. En nuestra opinión, eran los más equilibrados y los más redondeados.
De esta bodega nos quedamos con dos joyas, Clos des Grives y L’Hermitage. Ambos vinos destacaban por la mineralidad y el cuerpo, aunque en el caso de L’Hermitage, de producción muy escasa, estas características se encontraban ligeramente acentuadas.
Por último no queremos cerrar este repaso a nuestra ruta por Côtes du Rhône sin hacer una mención a la zona de Hermitage, una zona montañosa que vale la pena visitar. Las viñas, de variedades tintas como Syrah y de variedades blancas como Roussanne y Marsanne, se pueden encontrar por encima de los 300 metros, muchas de ellas en suelos graníticos. Sus vinos gozan junto con los de Côte-Rôtie de una gran reputación.