Enric Aguiló: "Nos ha tocado ser el testigo comercial de un resurgimiento vitivinícola y social fuera de serie"
La Cámara de Comercio de Reus acaba de premiar Aguiló Vinatería, otorgándole uno de los galardones de los Premios Cambra. El premio quiere reconocer la trayectoria de los hermanos Aguiló, ya que "para entender el renacimiento vitivinícola del Priorat también hay que poner en valor su especialización". Hasta el punto de que “se ha convertido en un escaparate de referencia para todo aquel que quiera conocer la magnífica producción del territorio que representa". De todo ello, hablamos en esta entrevista con Enric Aguiló, al frente de la empresa junto con sus hermanos Sergi y Marc.
¿Cómo ves esta trayectoria que ahora os premian?
A mi me gusta explicar que, en el fondo, nosotros hemos crecido en paralelo al resurgimiento vitivinícola de esta comarca porque hace veinte años la mayoría de bodegas que ahora hay, simplemente no existían. Casi todo son proyectos nuevos. Así que nos ha tocado evolucionar a su lado, y muchas cosas las hemos aprendido juntos. A nosotros nos ha tocado ser el testigo comercial de un resurgimiento enológico, vinícola y social fuera de serie.
Habéis podido hacer una foto continua del cambio...
Sí, y además ha sido muy bonito porque las bodegas han compartido con nosotros sus sueños, y hemos sido partícipes de sus ilusiones, de los nuevos proyectos, de las ideas enológicas, esto humanamente ha sido muy enriquecedor. No lo hemos visto desde la barrera, sino que hemos podido ver qué estaba pasando en Priorat y Montsant desde dentro, en primera fila.
¿Os cogió por sorpresa el resurgimiento?
Ha sorprendido a todo el mundo, y nosotros habíamos visto y vivido una decadencia vitivinícola, que parecía que no tenía fin. Pero también es verdad que la gente del Priorat siempre ha tenido conciencia de que tenía una tierra, un viñedo y un vino especial, que era como un tesoro que se acabaría descubriendo. El problema es que nunca llegaba el momento de este descubrimiento. Sin esta conciencia, no hubiera quedado casi ni una sola viña.
¿Qué importancia tiene que seáis una empresa familiar?
Para nosotros, es muy importante. Mi padre y mi tío ya eran socios, y nosotros somos tres hermanos que estamos al frente del negocio. Pienso que este es un factor importante en una comarca como ésta, donde la mayoría de las bodegas son precisamente de carácter familiar y artesanal, y llevan adelante proyectos de muy pequeña escala. El hecho de ser una empresa familiar te da un arraigo social y emocional en el lugar que de otra manera difícilmente tienes. Y esto es importante para entender lo que ha pasado en esta comarca los últimos treinta años. Si intentas entenderlo exclusivamente desde una perspectiva de gran capital, no entenderás nada. El resurgimiento enológico de la comarca es para muchos de nosotros algo más hondo.
¿Cuándo comienza vuestra historia?
Nuestra tienda, entendida como una vinatería moderna, es relativamente reciente, pero nuestra historia comienza en "Cal Sisquet", un colmado de toda la vida, que es nuestra raíz comercial. Es cierto que, como comerciantes, hubo unos años que centramos nuestros esfuerzos en las bebidas en general, pero también es verdad que como distribuidores trabajábamos con los vinos de Falset y otros, aunque el mercado era limitadísimo en ese momento. El esfuerzo ya lo hacíamos en cuanto a la distribución, pero el momento y el mercado era otro. Era muy difícil vender vinos como lo hacemos ahora.
Porqué ha cambiado todo, ¿no es así? El mundo del vino en el Priorat y en Cataluña hoy en día no tiene nada que ver con cómo era hace sólo veinte años...
Al final, la vida te enseña que la gracia consiste en estar en un lugar determinado en un momento determinado. Ésta es la clave de todo. Tú puedes tener una idea o un producto fantástico, lo puedes luchar y defender a muerte, pero todo dependerá del lugar y el momento donde estés. El Priorat te enseña esto. La mecha se encendió en el momento oportuno, ni antes ni después, y nosotros, como comerciantes, creo que supimos leer el momento. Los intentos que habíamos hecho antes, incluso poco antes, no acababan nunca de prosperar. Costaba mucho vender vinos finos.
También ha cambiado el consumidor.
Esto lo hemos notado mucho en la tienda. Hay consumidores que saben mucho y que, de según qué vinos, saben más que tú porque igual han visitado cinco veces una bodega. Hay un público del que puedes aprender. El consumidor ha evolucionado estos últimos veinte años en paralelo a la evolución del mundo del vino.
¿Notáis que el cliente cada vez es más exigente?
Sí, y el del vino es un tipo de producto que debes conocer muy bien porque los procesos de vinificación también cambian, y hay que estar al día para informar bien al cliente, que cada día sabe y quiere saber más y te pregunta con qué tipo de madera está envejecido un vino, o si está elaborado con ánforas o si es biodinámico...
¿Cómo ves el sector en la comarca ahora mismo?
Sigue habiendo mucho movimiento y muchos proyectos nuevos. Yo veo que el sector sigue vivo e inquieto, y sigue experimentando y aprendiendo y probando cosas nuevas, tanto en Priorat como en Montsant. Comercialmente, también me parece un momento muy interesante en Cataluña, ya que cada vez se reconocen y se consumen más los vinos catalanes.