Supervivientes de la filoxera

Temática: 
03/25/2014

Los libros de historia cuentan que, a finales del siglo XIX y principios del XX, la filoxera arrasó todas las viñas. ¿Pero realmente fueron todas? La respuesta es: NO. A pesar de que la plaga hizo estragos, unas pocas cepas pudieron sobrevivir y, en algunos casos, han llegado a nuestros días. Viejas pero vivas. En la DO Montsant se hacen dos vinos con las uvas de estas cepas préfiloxérica y, por cierto, son muy buenos.

Hace 120 años que la filoxera empezaba a arrasar el Priorat. El primer brote de la fatídica plaga se localizó en junio de 1893, en el término municipal de Porrera, y fue a partir de entonces que se hizo evidente, por si quedaba alguna duda, que la tragedia sería devastadora y muy difícil de combatir.

El dato histórico de producción de vino de Porrera nos da una buena idea de la magnitud de la catástrofe. Si la cosecha en hectolitros en 1890 fue de 30 mil, diez años después se había visto reducida a un tercio, sólo 12 mil hectolitros de vino.

No es extraño, por tanto, que la filoxera nos haya dejado mucha literatura. Por ejemplo, el poeta Salvador Estrem y Fa ( alset 1893 a 1936) escribió: “Cada vid tiene pegada / la miseria a los sarmientos”. La literatura popular tampoco se olvidó de la plaga, y en el Priorat aún hay quien recuerda el dicho: “Eres más malo que la filoxera”.

También habló la prensa del desastre filoxérico, y la revista ‘La Veu de Catalunya’ certificaba a principios del siglo XX lo siguiente: “La invasión de los viñedos por la filoxera es completa, de tal manera que la cosecha del vino, casi única en la comarca del Priorat, ha desaparecido durante varios años”.

Pero que el desastre fuera muy generalizado no significa que no hubiera algunas cepas que sobrevivieran y, mira por donde, han llegado hasta nuestros días. Pies de viña de finales del siglo XIX que, a día de hoy, en pleno siglo XXI, siguen produciendo, mal que le pese a la filoxera (siempre que tenga ésta memoria).

En la DO Montsant hay dos vinos muy recomendables elaborados a partir de cepas préfiloxéricas, y los dos son de viñas situadas en El Masroig. El primero de los casos es “Les Tallades de Cal Nicolau”, de Orto Vins, un vino de picapoll tinto (una variedad muy minoritaria en Cataluña) rústico y elegante, a la vez. Los viñedos de donde nace son de 1880 (poca broma) y ocupan una superficie de 0,17 hectáreas, con suelo principalmente calcáreo con predominio de panal .

El segundo de los casos es el vino “de Calpino”, de la bodega Mas de la Abundància. Se trata de una edición de 745 botellas de un monovarietal elaborado a partir de una garnacha blanca superviviente, plantada por el bisabuelo del actual propietario (Jesús del Río) durante la campaña del 1900-1901. Aunque esta fecha sea posterior a la llegada de la filoxera en la comarca del Priorat en 1893, cabe apuntar que la expansión de la plaga era bastante lenta. Así, sorprende, por ejemplo, que la plaga entrara en Cataluña desde Francia en 1879, y no fuera hasta 1910 que cruzó el río Ebro y penetró en la Terra Alta.

En la DOQ Priorat, no se elabora específicamente ningún vino préfiloxéricao -y así nos lo han certificado desde el Consejo Regulador-, pero eso no quiere decir que no se conserven aún vivos algunos testigos de viejas cepas de antes de la plaga.

Todo ello, son misterios insondables de la selección natural…

Foto: Vid de Picapoll de Orto Vins.