Tres suelos, tres orientaciones, tres variedades: El Casot, Fons Clar y Cara Nord, de L’Infernal
“Las viñas de Torroja son las que nos han mostrado qué vinos debemos hacer en el Priorat”. Con estas palabras, Laurent Combier, Peter Fischer y Jean Michel Gerin, los tres socios franceses de L’Infernal, resumen la evolución de un proyecto que les llevó a la comarca del Priorat ya hace más de una década. No son palabras vacías, lo demuestran con vinos como El Casot, Fons Clar y Cara Nord.
Los tres vinos provienen de una misma finca, pero son muy diferentes. El factor determinante que los diferencia no es otro que los suelos, un factor que, junto con la orientación de cada una de las tres parcelas, fue clave en su decisión de plantar garnacha, cariñena y syrah en cada caso. En suelos de pizarra marrón y con orientación sur, plantaron garnacha. En suelos de pizarra púrpura y orientación oeste, cariñena. Y en suelos de gneis (a medio camino entre la pizarra y el granito) y orientación norte, el syrah.
El potencial que las tres parcelas y las respectivas viñas tenían por separado superó cualquier expectativa inicial. Las microvinificaciones hechas durante 6 campañas iban empujando poco a poco Combier, Fischer y Gerin (y sus enólogos Pep Aguilar y Patri Morillo) a otra decisión que, a nuestro entender, también ha sido del todo acertada: captar la singularidad de cada suelo, orientación y variedad en un vino.
El Casot
La garnacha de El Casot se muestra muy afrutada, fresca y vertical. Los suelos y la orientación de la viña lo condicionan, así como el hecho de que no se busca una maduración excesiva del fruto.
Fons Clar
En el caso de Fons Clar, la veta de pizarra púrpura donde se encuentra la viña, veta que acaba mezclándose con un terreno arcilloso, aporta a la cariñena una textura muy singular. Si bien de entrada se muestra como la típica cariñena sobre pizarra, evoluciona hacia una sedosidad y cremosidad propia de un suelo más arcilloso, dando como resultado un vino estructurado pero nada pesado.
Cara Nord
En cuanto a Cara Nord, los suelos de gneis donde se encuentra el syrah, junto con la altura de la viña, nos ofrecen un vino que destaca por su frescura y por ser vibrante, más que los otros dos.
En función de la añada, salen al mercado entre 1.200 y 2.000 botellas de cada uno de estos vinos, con los que L’Infrenal han puesto de manifiesto saber escuchar qué les decía cada viña. Es una manera de hacer que nos gusta ver en la gente y las bodegas que elaboran vinos en el Priorat.
Habla muy bien de Laurent Combier, Peter Fischer y Jean Michel Gerin, que iniciaron en la DOCa Priorat un proyecto desde cero, con la voluntad de cultivar una trayectoria (trayectoria que ya tienen como viticultores en Francia) y dejar huella.
